¿Quiénes deben tener el control de la vida política en Ecuador? ¿Los ecuatorianos somos protagonistas de nuestro destino o simples espectadores?

Por Felipe Rodríguez
La historia de la humanidad ha estado inundada de indignados que gritan que quienes gobiernan son descerebrados. Pero en esta historia los vocingleros han sido, justamente, quienes al lanzar la piedra han escondido la mano, porque les da terror que les obliguemos a tomar las decisiones.
Todos quieren hablar de soluciones económicas, pero si les regalo el cargo de Ministro de Economía, se desmayan. Todos son magnos expositores de cómo se mal negocian los contratos petroleros, pero nunca han firmado uno y si les invito a que lideren una licitación internacional, pierden el control de sus esfínteres.
Todos le dicen a la Fiscal General lo que hace mal, pero cuando les pides que se postulen a Fiscal General cacarean, se dan la vuelta y empiezan a convulsionar. Hablan de derechos laborales, pero nunca han generado una plaza de empleo. Critican a los líderes de opinión, pero ni en su casa los escuchan. Gritan que un jugador de fútbol es malo, pero nunca han pisado la cancha.
Todos le dicen a gritos a la Ministra de Gobierno cómo enfrentare la delincuencia. Unos le dicen que use la fuerza bruta, otros le exigen uso progresivo de la fuerza. Todos gritan y exigen que apriete el botón, pero ninguno sabe lo que significa tener el botón al frente.
Entre las formas de clasificar a los seres humanos, existe una que los divide así: por un lado, los que toman decisiones; y, por otro, los que dejan que las decisiones las tomen otros. Decisiones no las quiere tomar nadie; lo que todos quieren es imaginar cuál decisión habrían tomado ellos. Es una oda a su mundo imaginario donde juegan a ser líderes y estadistas, como cuando somos niños y después de ver Karate Kid damos patadas giratorias a enemigos de fantasía.
La historia nos cuenta que los tomadores de decisiones son una especie en extinción y que los gobernables son un virus en reproducción. Nadie quiere apretar el botón, nadie quiere ser la voz de mando en los tiempos de crisis, y desde su lodazal, nos narran cómo no ser cerdos.
Pero ¿han pensado qué siente quien tiene las riendas cuando el chinche le dice qué hacer? Pues lo mismo que siente el conductor de un vehículo, en una zona rural, cuando los perros persiguen su auto, ladrando, mientras suicidamente intentan morder sus llantas.
Interesante, la columna de opinión, pero el hombre sabio y honesto le prometo que cuando llega al poder, podrá manejar la crisis, no es difícil, lo qué pasa es que nos gobiernan gente corrupta, ejemplo de cómo llevar una crisis el presidente del Salvador, con un país que tiene una delincuencia muy peligrosa como los Maras, cuál es la clave O,O,Ocorrupcion nada más y se manejan las crisis.
Me gustaMe gusta